1.
Precalienta el horno a 190°C. Engrasa y enharina una molde para 12
magdalenas. Si no puedes conseguirlo, utiliza un molde para
mini-muffins. Reserva.
2.
Derrite la mantequilla y enfría a temperatura ambiente.
3.
En un tazón pequeño, bate los huevos, vainilla y sal a velocidad alta hasta lograr una consistencia suave.
4.
Sin dejar de batir, agrega pausadamente el azúcar y continúa batiendo
a velocidad alta hasta que la mezcla llegue al punto de listón, de 5 a
10 minutos. Ahora agrega el harina, una tercera parte a la vez,
envolviendo lentamente después de cada adición.
5.
Agrega la cáscara de limón y vierte la mantequilla derretida
alrededor del borde de la pasta. Envuelve la mantequilla en forma
rápida, pero cuidadosa. Vierte la pasta en cada uno de los moldes con
una cuchara.
6.
Hornea entre 14 a 17 minutos, o hasta que se vean doradas y esponjadadas.
7.
Utiliza la punta de un cuchillo para aflojar las magdalenas del molde
y voltea sobre una rejilla. Ya frías, espolvorea con azúcar glass. Las
magdalenas siempe son mejores el día en que se hornearon. Las sobras son
muy bienas para sopear en el café o el té.
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